sábado, 12 de diciembre de 2009

13 de Diciembre de 1828: Fusilamiento de Dorrego








Manuel Dorrego


Homenaje al padre del federalismo


Por Daniel Brion






Daniel Brion junto al monumento a Dorrego en Navarro, donde fue capturado y fusilado. 13-12-2008 / Ayer se realizó un acto conmemorando al mentor de la Patria grande sudamericana a 180 años de su fusilamiento ordenado por Juan Lavalle.


Navarro, diciembre 13 de 1828.


Sr. Ministro:Participo al Gobierno Delegado que el Coronel Manuel Dorrego acaba de ser fusilado por mi orden, al frente de los regimientos que componen esta división. La historia, Señor Ministro, juzgará imparcialmente si el Coronel Dorrego ha debido o no morir. Si al sacrificarlo a la tranquilidad de un pueblo enlutado por él, puedo haber estado poseído de otro sentimiento que el del bien público. Quiera persuadirse el pueblo de Buenos Aires que la muerte del coronel Dorrego es el sacrificio mayor que puedo hacer en su obsequio.Saludo al señor Ministro con toda atención.Juan Lavalle.San Martín tenía un buen concepto militar sobre Lavalle, de quien dijo “igualarlo en coraje es muy difícil. Superarlo imposible”. Sin embargo, su valentía no siempre sería bien utilizada, y embalado e incentivado por los doctores, lo harían equivocarse en varias oportunidades. Era una valiente espada, pero sin cabeza. Esteban Echeverría en su poema Avellaneda dirá: “Todo estaba en su mano y lo ha perdido. Lavalle es una espada sin cabeza. Sobre nosotros entre tanto pesa su prestigio fatal, y obrando inerte. Nos lleva a la derrota y a la muerte.Lavalle, el precursor de las derrotas. Oh, Lavalle! Lavalle, muy chico era para echar sobre sí cosas tan grandes.”Atrás habían quedado los recuerdos de Dorrego y una vida dedicada al servicio de la Patria. Largo sería rememorar toda su actuación, su compromiso y su decisiva intervención en el proceso revolucionario de América y de nuestro país.Manuel Críspulo Bernabé Dorrego nació un 11 de junio de 1787, en Buenos Aires, fue el menor de cinco hermanos, hijos de un comerciante portugués: José Antonio de Dorrego y de una argentina: María de la Ascensión Salas.En 1803, a los 15 años, ingresó en el Real Colegio de San Carlos y a inicios de 1810 comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de San Felipe, en Santiago de Chile.Pronto abandonó las aulas y se unió al movimiento independentista chileno. Exaltado, cambió el traje civil y los libros por el uniforme y las armas. Tenía entonces 23 años y en la milicia del país andino ganó las tres estrellas de capitán al sofocar un movimiento contrarrevolucionario. Antes de finalizar el año 1810, regresa a Buenos Aires y con el grado de mayor se une a las fuerzas armadas encabezadas por Cornelio Saavedra rumbo al norte. En el combate de Cochabamba sufre dos heridas y gana el ascenso a teniente coronel.Más tarde, bajo las órdenes de Manuel Belgrano, lucha en Tucumán (24 de septiembre de 1812) y Salta (20 de febrero de 1813). El ejército de Belgrano marcha hacia Potosí sin Dorrego que se queda en la retaguardia, eso le evita las derrotas de Vilcapugio (1º de octubre de 1813) y Ayohuma (14 de noviembre de 1813), y quizá la muerte en servicio. Ese año, apenas ha cumplido 26 años y asciende a coronel encabezando la creación de milicias gauchas. Los momentos de inacción, sin embargo, lo descontrolan. El inflexible general José de San Martín ordena su confinamiento por nuevas actitudes de indisciplina (cuenta Lamadrid que habiendo San Martín convocado a los oficiales para “uniformar la voz de mando”, en primer término lo hizo Belgrano. Dorrego, que habló en segundo término, lo hizo imitando la voz finita de Belgrano, lo que provocó la risa de los demás oficiales reunidos. San Martín, golpeando fuertemente la mesa, dijo secamente; “Señor comandante, hemos venido aquí a uniformar las voces de mando, y no a reír”. Según el general Paz, “motivó su separación del ejército y la expulsión de la provincia en el término de dos horas.” En mayo de 1814 es trasladado a Buenos Aires. Allí se pone a las órdenes del general Carlos María de Alvear. Alvear le propone al caudillo oriental José Gervasio Artigas la independencia de la Banda Oriental a cambio de que retire su influencia de las provincias del litoral. Artigas había dirigido la insurrección de los orientales contra las autoridades españolas en el llamado Grito de Asencio y fue proclamado por sus compatriotas como Primer Jefe de los Orientales. El 20 de enero de 1814, abandonó el sitio de Montevideo –cuyo mando comenzó a monopolizar José Rondeau– y apoyó los pronunciamientos de los paisanos de Entre Ríos y Corrientes. El líder rioplatense rechaza el ofrecimiento de Alvear. Dorrego parte a enfrentarse con el rebelde, con quien –paradójicamente– tiene ideas bastante cercanas. El militar derrota al artiguista Fernando Otorgués en las cercanías del arroyo Marmarajá (6 de octubre de 1814), pero es vencido por Fructuoso Rivera en Guayabos (10 de enero de 1815).A los 28 años, el impetuoso Dorrego se lanza a la lucha política declarándose partidario de un gobierno federativo y fomentando la autonomía de Buenos Aires. Con Manuel Moreno y otros patriotas se opone a Juan Martín de Pueyrredón, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Finalmente, para no participar en el enfrentamiento civil, solicita que su regimiento se una al ejército que San Martín prepara en Mendoza para la Campaña de los Andes.No alcanza a partir: el 15 de noviembre de 1816, Pueyrredón ordena su destierro. A los 29 años lo embarcan y recién al tercer día de viaje se entera que su destino es el puerto de Baltimore, en Estados Unidos. El 9 de julio de 1819, Pueyrredón renuncia y es reemplazado por el general José Rondeau. Dorrego regresa a Buenos Aires al año siguiente. Recupera su grado de coronel, obtiene el mando militar de Buenos Aires y es designado temporalmente gobernador interino. Presenta su candidatura a gobernador en la provincia pero es derrotado por Martín Rodríguez. Con caballerosidad, hace reconocer por sus tropas el triunfo de su adversario. Pero el hecho de estar en la oposición hace que el gobierno lo destierre en Mendoza. Una mejor idea hubiera sido darle el mando de un regimiento y ordenarle combatir. La inactividad o el ostracismo no son buenos para Dorrego: huye a Montevideo. Allí, desde septiembre de 1816, existía la amenaza militar externa de los portugueses en la Banda Oriental y las autoridades nacionales no procedían con la energía necesaria para expulsarlos. Artigas, el principal perjudicado, culpaba con razón a las autoridades de Buenos Aires por la falta de respaldo. Algunos historiadores –con quienes humildemente adhiero– sostienen que se debería reconocer que el caudillo oriental procedió como “un auténtico patriota argentino” hasta su derrota en 1820.Ya con 36 años, Dorrego regresa a Buenos Aires –junto con exiliados como Carlos María de Alvear, Manuel de Sarratea y Miguel Estanislao Soler– gracias a la Ley del Olvido (noviembre de 1821). En 1823, fue electo representante ante la Junta de Gobierno y desde su periódico El Argentino respaldó las ideas federalistas, en oposición al gobierno de Bernardino Rivadavia, lo cual le hizo ganar prestigio en las provincias.En 1825, se entrevistó con Simón Bolívar, a quien consideró el único capaz de contener los planes expansionistas del Imperio de Brasil.El militar convertido en político resulta elegido representante por Santiago del Estero en el Congreso Nacional. Cuando se discute la Constitución de 1826 se destaca en los debates sobre la forma de gobierno y el derecho al sufragio. Desde el periódico El Tribuno continúa atacando la posición centralista de Rivadavia, lo que aumenta su prestigio en las provincias. Al referirse a la Constitución rivadaviana de ese año, Dorrego afirma: “Forja una aristocracia, la más terrible porque es la aristocracia del dinero. Échese la vista sobre nuestro país pobre, véase qué proporción hay entre domésticos asalariados y jornaleros y las demás clases del Estado (...). Entonces sí que sería fácil influir en las elecciones, porque no es fácil influir en la generalidad de la masa, pero sí en una corta porción de capitalistas; y en ese caso, hablemos claro, el que formaría la elección sería el Banco, porque apenas hay comerciantes que no tengan giro con el Banco, y entonces sería el Banco el que ganaría las elecciones, porque él tiene relación en todas las provincias”. Dorrego, se opuso al proyecto constitucional rivadaviano de 1826, considerándolo nulo porque se desconocía en él la voluntad general de las provincias. En el debate sobre el artículo 6º del proyecto constitucional, se negaba el derecho de voto en las elecciones a los menores de veinte años, a los analfabetos, a los deudores fallidos, deudores del tesoro público, dementes, notoriamente vagos, criminales con pena corporal o infamante, pero también los “criados a sueldo, peones jornaleros y soldadas de línea”. Se presumía que los domésticos y peones estaban bajo la influencia del patrón. Acosado, Rivadavia renuncia a la presidencia y Vicente López es designado mandatario provisional. A los 40 años, en agosto de 1827, Dorrego es electo gobernador de la provincia de Buenos Aires. Ante el tratado de paz firmado con Brasil, los unitarios ven la posibilidad de recuperar el poder aprovechando el descontento de los jefes militares de regreso. Ex compañeros de exilio, como Soler y Alvear, junto con los generales Martín Rodríguez, Juan Lavalle y José María Paz comienzan a conspirar para derrocar al gobierno federal. El 1° de diciembre de 1828, Lavalle ocupa Buenos Aires con sus tropas. Dorrego se dirige al sur de la provincia y le pide apoyo a Juan Manuel de Rosas, entonces comandante de campaña. Rosas le aconseja que vaya a Santa Fe y le solicite respaldo a Estanislao López, pero Dorrego decide enfrentar a Lavalle. Las fuerzas de uno y otro se chocan en Navarro. Más tarde el gobernador cae prisionero y el vencedor ordena, sin ninguna grandeza, que muera fusilado. La decisión estremece a la capital y las provincias.El valiente general unitario Gregorio Aráoz de Lamadrid, un tucumano que peleó la guerra de independencia y en las luchas que siguieron en Vilcapugio, Ayohuma y Sipe Sipe, permanece junto a su ex camarada hasta el abrazo final. A él Dorrego le entrega cartas para su mujer y sus dos hijas.A la esposa le escribe en un trozo de papel que le alcanzan:“Mi querida Angelita: En este momento me intiman que dentro de una hora debo morir. Ignoro por qué; mas la Providencia divina, en la cual confío en este momento crítico, así lo ha querido. Perdono a todos mis enemigos y suplico a mis amigos que no den paso alguno en desagravio de lo recibido por mí. Mi vida: educa a esas amables criaturas. Sé feliz, ya que no lo has podido ser en compañía del desgraciado Manuel Dorrego”. A los 41 años cae víctima de las balas asesinas del pelotón de fusilamiento, el 13 de diciembre de 1828.Aráoz de Lamadrid es un oficial curtido que combatió en Tucumán, Córdoba, San Juan y Mendoza. También conoció el exilio en Bolivia y Chile. Dorrego le pide su chaqueta para morir y le solicita que le entregue a su esposa Ángela la que él lleva puesta, junto con una carta. El duro Aráoz se “quiebra” ante la entereza de su amigo-adversario y llora frente a la tropa como un adolescente.Mientras Lavalle escribía el parte, a 300 metros el cuerpo de Manuel Dorrego yacía tirado en el campo. Hay indicios ciertos de que luego de la ejecución hubo ensañamiento con el cadáver. Así lo indica el testimonio de la Comisión Oficial, que por orden de Rosas, no bien asumió el Gobierno, se trasladó de Buenos Aires a Navarro con el fin de exhumar los restos de Dorrego, tarea que se llevó a cabo el 13 de diciembre de 1829, es decir al año justo de su muerte.El informe firmado por el camarista don Miguel de Villegas dice en parte:“Que encontraron el cadáver entero, a excepción de la cabeza que estaba separada del cuerpo en parte, y dividida en varios pedazos, con un golpe de fusil al parecer, en el costado izquierdo del pecho...” Luego del fusilamiento (si así se lo puede llamar) el acongojado pariente de Manuel Dorrego, el clérigo Juan José Castañer, se hace cargo del cadáver, ya que ni siquiera se permitió a los más cercanos parientes llegarse hasta Navarro para ver los restos, no obstante los ruegos de los familiares que, al efecto, hicieron llegar al Sr. Ministro Díaz Vélez.Ángela Baudrix, la viuda, queda en la miseria. Sus hijas tienen 6 y 12 años de edad.Tiempo después se ven obligadas a trabajar de costureras en el taller de Simón Pereyra, un proveedor de uniformes para el ejército y especulador en la compra-venta de tierras; en una de sus extensas propiedades, ubicada en El Palomar, en 1925 se inició la construcción del Colegio Militar de la Nación, del que egresarían varios discípulos de Lavalle, un general Aramburu –por ejemplo–, fusilador y asesino, en junio de 1956 del general Juan José Valle y 31 patriotas que con él hicieron frente a la dictadura que encabezaran Aramburu y Rojas luego de un golpe de Estado contra el presidente constitucional Juan Domingo Perón. También la hija, la nieta Soledad y los nueve bisnietos del general Valle han quedado en la miseria bajo la indiferencia de quienes podrían solucionar su problema.Cuánta semejanza en la vida de estos hombres. Al coronel Dorrego y al general Valle los une la misma muerte: condenados a morir –por un ilegal revanchismo asesino– fusilados; escriben cartas casi similares a sus asesinos y a sus mujeres y a sus hijas; sus familias condenadas a la miseria; y su lucha aún vigente. Tantos años han pasado, tanta sangre caída por nuestra libertad e independencia, por la justicia social, tantos compañeros inmolados, perseguidos, encarcelados, torturados, asesinados, desaparecidos; y la lucha continúa, pareciera que recién comenzara; se alarga, se estira, como una lucha sin fin, como de desgaste, como si no le bastase la sangre derramada, quiere ahora ahogar en la desmemoria, en la falta de conciencia nacional, en el desgano de actuar en política, en anunciar a gritos la muerte de las utopías y los ideales, una victoria final que no estamos dispuestos a darles.Por eso ni un solo paso atrás, ni para tomar carrera, la sangre de tantos héroes, de tantos patriotas, de tantos compañeros no nos permite siquiera la duda en continuar defendiendo el pensamiento nacional, y en seguir luchando por la patria grande que todos ellos y nosotros soñamos. Para generar una memoria, pero no una memoria pasiva que sólo recuerde cantidades, sí una memoria generadora de conciencia, ésa es la memoria que nos lleva de la mano, ésa la conciencia que nos dice, parafraseando a Milton Sechinca, en su Exhortación de los Jóvenes (que pretendemos extender también a todos los viejos militantes, y a quienes un vez tuvieron un sueño):“Me dijeron que enrollaste la bandera, no como quien la guarda hasta el próximo acto sino casi como quien está arriando una bandera… Ahora pensá en tu adolescencia, en lo que caminaste por dentro de ti mismo, en lo que caminó el país junto contigo. ¡Cuidado! Porque estás en un filo difícil en que la palabra decepción con sólo cambiarle un sonido se puede convertir en deserción. Que no te ocurra eso…”“Cada vez que algún retazo Perteneciente a este suelo. De las Provincias Unidas Anduvo corriendo un riesgo. Se alzó con su voz valiente. Reclamando ese derecho Y por la soberanía. Él supo jugarse entero. Así cruzó por la vida Luchando Manuel Dorrego. Por una América Unida. Compartía el alto sueño. Que tuvo Simón Bolívar. Desencontrado en el tiempo- Por intereses extraños. Ajenos al sentimiento. De los hombres que lucharon. Y que hasta su sangre dieron. A veces incomprendidos Como fue Manuel Dorrego. Del veintisiete al veintiocho en su gestión de gobierno propulsó el federalismo que siempre fuera su credo. Y cayó buscando luz. Entre las sombras envuelto, no pudo montar de vuelta. Como lo hizo en Nazareno. Y en un trece de diciembre se apagó Manuel Dorrego. Se ordenó el fusilamiento. Con un pañuelo amarillo, sus ojos enceguecieron cuando el padre Juan José lo acompañaba en silencio sonaron ocho disparos. Y quedó escrito en un pliego. Besos para esposa e hija. Que Dios proteja mi suelo. Ahorren sangre de venganza. Firmao' Manuel Dorrego”Estrofas del payador uruguayo José Curbelo recordando a Manuel Dorrego.

jueves, 10 de diciembre de 2009

RECORDANDO A JAURETCHE


MANUAL DE ZONCERAS ARGENTINAS

por Arturo Jauretche


"¿Los argentinos somos zonzos?... Esto es lo que nos faltaba, convencidos como estamos de la "viveza criolla", que ha dado origen a una copiosa literatura que va de la sociología y la psicología a las letras de tango.Un amigo que hace muchos años percibió la contradicción entre nuestra tan mentada "viveza" y las zonceras, la explicaba así: "El argentino es vivo de ojo y zonzo de temperamento", con lo que quería significar que paralelamente somos inteligentes para las cosas de corto alcance, pequeñas, individuales, y no cuando se trata de las cosas de todos, las comunes, las que hacen a la colectividad y de las cuales en definitiva resulta que sea útil o no aquella "viveza de ojo".A estas zonceras en lo que trata de los intereses del común, es a las que se refiere mi personaje de las letras gauchescas que cito en él, copete, porque lo que el cantor ha dicho antes se refiere precisamente a ellas, y su escéptica sentencia surge de la continuidad en su acepción a través de generaciones.Esto no importa necesariamente que la zoncera sea congénita; basta con que la zoncera lo agarre a uno desde el "destete".Tal es la situación, no somos zonzos; nos hacen zonzos.El humorismo popular ha acuñado aquello de "¡Mama, haceme grande que zonzo me vengo solo!". Pero esta es otra zoncera, porque ocurre a la inversa: nos hacen zonzos para que no nos vengamos grandes, como lo iremos viendo.Las zonceras de que voy a tratar consisten en principios introducidos en nuestra formación intelectual desde la más tierna infancia —y en dosis para adultos— con la apariencia de axiomas, para impedirnos pensar las cosas del país por la simple aplicación del buen sentido. Hay zonceras políticas, históricas, geográficas, económicas, culturales, la mar en coche. Algunas son recientes, pero las más tienen raíz lejana y generalmente un prócer que las respalda. A medida que usted vaya leyendo algunas, se irá sorprendiendo, como yo oportunamente, de haberlas oído, y hasta repetido innumerables veces, sin reflexionar sobre ellas y, lo que es peor, pensando desde ellas.Basta detenerse un instante en su análisis para que la zoncera resulte obvia, pero ocurre que lo obvio pasé con frecuencia inadvertido, precisamente por serlo".

martes, 8 de diciembre de 2009

CARTA DE COOKE A HERNÁNDEZ ARREGUI

EXTRAIDO DE: "goliardo-argentino.blogspot.com"
al que agradecemos por ésta importante publicación, gran testimonio de dos grandes del pensamiento nacional.

Carta a Juan José Hernández Arregui
La Habana, 28 de septiembre de 1961
Mi estimado amigo:Con intensa satisfacción he leído su carta del 31 de agosto, no solamente porque a través de ella retomaba contacto con usted, sino también porque, como siempre, su enfoque es justo y va certeramente al fondo del problema nacional y latinoamericano. Por lo que usted sabe me dice, veo que mi permanencia en Cuba contribuye a deslindar una serie de problemas que, siendo calos cuando se analizan con buena intención y espíritu científico, se presentan, sin embargo, confusos retorcidos. es que nuestro movimiento popular y el Peronismo en primer térmico-, se debate en medio de contradicciones ideológicas que no reflejan las reales contradicciones de la sociedad argentina.La esencia del drama de nuestro Movimiento es que, mientras el único destino y su única chance de sobrevivencia están en reconocerse como una fuerza de extrema izquierda, sufre las influencias de la propaganda reaccionaria que se desata desde afuera y desde adentro de su propio seno. Cinco años de lucha abnegada no han tenido el complemento indispensable de la clarificación y afirmación ideológica “integracionista” y además elementos que cuentan con algún aparato –grande o chico- de propaganda. Dentro del peronismo, con su masa obrera dispuesta a alzarse contra todos los mitos “occidentales”, gravitan desproporcionadamente los que no tienen otra visión que el programa de 1945. lo que entonces fue progresista es ahora reaccionaria, pero en cada dirigente no esclarecido vive una llamita de esperanza en el golpista de turno o en la reestructuración de aquel frente de quince años atrás, ya imposible desde las actuales circunstancias. Los “dirigentes” que nos vienen tocando en suerte, o están congelados a 1945, o ven al Movimiento como Cruzado contra el Cristianismo, o son puras y simplemente cabezas huecas que, alternativamente, llenan de tres o cuatro ideas trasnochadas los consejeros de turno. Existe, también, el mito de la mayoría, que consiste en creer que la indeterminación ideológica y el vacío programático sirven para mantener una “unidad” basada en la suma de elementos heterogéneos.Lo triste es que nuestra masa está madura para cualquier cosa, y que, agudizarse la política entreguista y antipopular, se crean condiciones para pegar un gran salto adelante en el esclarecimiento de las raíces de los males argentinos y de las formas de terminar con ellos. el Peronismo, en tanto cumple una función importantísima al mantener la unidad de esa masa y evitar que se desvíe hacia reformismo democrático-burgueses, simultáneamente puede transformarse en un freno para el avance ideológico, sin el cual ningún planteo será correcto y ninguna fructífera. que los hechos superan las abstracciones es algo que todos sabemos; pero también sabemos que las masas necesitan direcciones esclarecidas, que desarrollen sus impulsos y les den coherencia.El problema de Cuba, piedra de toque, puede servir para introducir un poco de luz en cosas que está oscureciendo a propósito. Como durante nuestro gobierno, la masa está dispuesta a acentuar la línea revolucionaria y el Jefe también: la falla está, como siempre, en las estructuras intermedias entre Perón y la masa. he recibido una carta de Perón referida exclusivamente a la revolución cubana, en la que se expresa terminantemente (espero Tristán se la haya mostrado). en otra posterior, se manifiesta de acuerdo en mi tesis que la proponía, y me dice que toma las medidas necesarias para que se cumplan. Consistían esas proposiciones, en suma, en lo siguiente:1) Acentuar la línea revolucionaria, no solamente en los hechos, sino fundamentalmente en los planteos ideológicos.2) La teoría de influir sobre los “factores de poder” (Ejército e Iglesia) es reaccionaria. es preferible perder, cuanto antes, a quienes participan de ella. Ello se compensará ampliamente porque podremos llevar en común la lucha con grupos no peronistas (izquierdistas de distinto origen, estudiantes, etc.).3) Esperar la “legalidad” que nos dará la oligarquía es pensar con mentalidad politiquera. la mayoría no sirve para nada si la reservamos para una hipótesis que no se dará la que se efectúan elecciones con nuestra participación).4) El objetivo del Peronismo no es la defensa de los “valores de occidente”. quienes piensen eso tienen que irse a los partidos “tradicionales” o a la democracia cristiana. la Tercera Posición no implica neutralidad frente a las luchas de los pueblos coloniales por liberarse.5) Romper la unidad con el MUCS[1] sería un gravísimo error. la unidad de la clase trabajadora es indispensable y debe mantenerse sin otra exclusión que la de los amarillos y la de los que sirven al gobierno.6) El apoyo a la Revolución Cubana no es asunto secundario. está vinculado con el movimiento de masas de toda Latinoamérica. el verdadero enemigo es el imperialismo y sus instrumentos: Cuba está afrontando el peso de combatirlo y debe tener un apoyo nuestro activo.La aceptación, por parte del General, de estos puntos de vista era cosa que yo descartaba: lo considero el más revolucionario de los dirigentes peronistas. pero una política semejante requiere elencos más adecuados que los actuales, que son infalibles en equivocarse siempre. No obstante, siempre es un progreso y creo que llegará el día en que por sobre las falsas estructuras se pueda erigir, como consecuencia directa de los hechos y de su justo análisis por las masas, una conducción apta. si bien he formulado algunos reparos a declaraciones y posiciones que me parecían Contrarrevolucionarias (por ejemplo, aquella declaración del Consejo Superior de que la Central obrera tenía por misión “corregir los excesos del Capital y del Estado, actuando como fuerza moderadora), me he abstenido cuidadosamente en verme envuelto en las luchas internas del Peronismo, que se desarrollan por procedimientos para los cuales no tengo vocación. Pero en ningún momento he descuidado la prédica ideológica, a la que atribuyo más importancia que cualquier modificación circunstancial de elencos.los que me dice de la izquierda no peronista que parece muy acertado. aquí he tenido que hacer una intensa labor de divulgación, mediante cartas y conversaciones, conferencias. etc., porque a la campaña de la oligarquía y el imperialismo, el Peronismo tuvo que soportar la de la izquierda del continente. La Revolución Cubana ha hecho ver con claridad el problema del Peronismo, máxime cuando los enemigos son los mismo, desde la SIP[2] y Jules Dubois hasta los izquierdistas estilo Haya de la Torre, Bentancourt[3], Figueres, etc. no todo está todavía en claro, porque usted comprenderá que aunque esa tarea es importante y ha motivado mis preocupaciones, no he podido limitarme a ella: he preferido ayudar en la medida mis fuerzas a la Revolución Cubana por medio de conferencias y artículos. Contribuyendo a los problemas fundamentales del problema cubano se aclara, automáticamente, el problema argentino y del Peronismo.Esa izquierda “no irrevocablemente perdida”, como usted dice, tendrá papel fundamental en el frente nacional de nuestra Patria. Poco a poco, si nosotros nos afirmamos a nuestro verdadero carácter, irá superando sus limitaciones pequeño-burguesas y su extranjerismo culterano. Los energúmenos de la derecha peronista (me refiero a muchos activistas que están influidos por los católicos o por el nacionalismo reaccionario) se dejan llevar por el juego de provocación y eso conspira contra la integración de un frente con las demás fuerzas, pero redoblando nuestros esfuerzos, creo que superaremos la actual maraña.La “Carta de la Habana” es un programa de acción revolucionario que, me parece, interpreta los sentimientos de las masas latinoamericanas. y el discurso de Fidel en la UN es un valiente acusación a las fuerzas e intereses que oprimen las naciones semicoloniales de Asia, África y Latinoamérica. Si los jóvenes que no entendieron al Peronismo se sienten, al menos, atraídos por el liderazgo afirmado en acciones y actitudes que son orgullo de nosotros, la unión se irá consumando. Pero a condición de que, mediante planteos correctos, se les vaya haciendo ver cuál es el camino. Porque aquí hay quienes vienen y juran morir por la Revolución Cubana y dar su sangre por la liberación latinoamericana, pero después vuelven a sus países respectivos y luchan por “obtener la legalidad” o tonterías semejantes. La sangre latinoamericana que se derrame no puede ser exclusivamente cubana; aquí, lo que sobra es gente dispuesta a morir; así que, los que aspiren a ser héroes, que se dispongan a repetir la gesta cubana en la tierra donde nacieron, y no vicariamente mediante adhesiones líricas.Hay otro problema que quiero mencionarle: el de los intelectuales argentinos que, como usted, no pertenece a los grupos que han tenido siempre montada su maquinaria de difusión y propaganda. Cuando llegué aquí me encontré con que en “Lunes de revolución”, el semanario literario del orégano del Movimiento 26 de julio, en todos sus números se comentaba la obra de González Lanuza, Victoria Ocampo, Peyrou, Borges, etc. El único escritor no perteneciente a ese círculo que se conocía era Martínez Estrada, que el año pasado ganó por concurso de la “Casa de las Américas”. Sobre esto hable con los compañeros de aquí, y en los grupos realmente revolucionarios hice conocer el nombre y la obra de tantos intelectuales argentinos que están con nuestro pueblo y no con sus élites expoliadoras. por una verdadera coincidencia encontré, en una biblioteca particular, un ejemplar de “Imperialismo y cultura”, que hice circular hasta que le perdí la pista y alguien se quedó con él. Pero lo importante es que aquí se conozca la obra de ustedes. Algunos episodios ocurridos antes del 26 de julio impidieron que se llevase adelante el plan, ya aprobado, de invitar a una serie de personalidades argentinas entre las cuales estaba usted, Pepe Rosa, Trípoli, Reinaldo Frigerio, Fermín Chávez, etc. pero es preciso que mis esfuerzos de aquí se complementen allí, porque siempre hay los snobs que tienen contacto con el grupo Sur o creen que en él se agota la intelectualidad argentina.Por vía del Ministerio de Relaciones Exteriores se ha pedido una serie de libros argentinos que yo indiqué. Pero, por si algo falla o algunos de esos libros no son obtenibles fácilmente, le rugo que ustedes tomen medidas para que lleguen las publicaciones de esos escritores. Usted, Trípoli, Fermín, etc, deben tomar contacto con gente del gobierno cubano; no conozco al agregado cultural en buenos Aires, pero el de Montevideo está la Señora Dysis Guira (espoisa de Latendorf) por medio de la cual deberían tomar contacto y hacer llegar información el movimiento intelectual progresista.Aparte de ello, creo que deberían enviarse algunos libros fundamentales a “Casa de las Américas”, -calle G y 3ª., Vedado, Habana-, a la Imprenta Nacional (Prado 533, Piso 40), dirigidos a Guillermo Lorentzen) y a “Lunes de Revolución” (general Suárez, entre Avesterán y Calzada de Rncho Boyerca, La Habana: dirigida a Guillermo Cabrera Infante). Uds. verán la forma de que lleguen por vía más barata, pero estando aquí, serán leídas y comentados.La “Casa de las Américas” ha abierto un concurso –cuyas condiciones deben tener las Embajadas de Cuba- que tal vez sería interesante para algunos de ustedes. Volviendo al envío de libros: si eligen una vía que no demore mucho, pueden hacérmelos llegar a mí (Hotel Riviera, La Habana) que yo me encargaría de distribuirlos convenientemente.Y ahora un pedido personal. Estoy escribiendo sobre Cuba, y sigo escribiendo uno sobre Argentina. Necesito, para mis estudios, tener “Imperialismo y Cultura”, y también un ejemplar de un libro que, según he leído en alguna parte, usted acaba de publicar[4] . se los he pedido a Tristán, pero no sería extraño que encuentre dificultades para conseguirlos. ¿Sería usted tan amable en conseguírmelos? Creo que si usted se los hace llegar a algunos compañeros de Montevideo, Tristán o López Forastier, con encargo de que me lo envíen urgentemente, yo podría tenerlos cuanto antes, y eso me sería muy útil porque aquí doy conferencias y escribo artículos continuamente y necesito material.Bueno, estimado amigo. Tendría muchas cosas que decirle, pero deseo que esta carta salga hoy mismo. Le reitero mi fundamental optimismo, pese a todo cuanto parece interponerse en nuestro triunfo: en eso coincidimos, porque vemos el proceso en profundidad y no nos dejamos por lo episódico. Todo el país esta viviendo en la mistificación: los ucris hablan de “liberación”; los radicales del pueblo, de “antiimperialismo”; los militares, de “democracia”, y los demás partidos y partiditos no escapan a esta confusión, en parte producto de la demagogia y la mala fe, pero también debida, en apreciable medida, a un desorden mental que acompaña al desorden político-social. por encima de los altibajos de la acción popular, hay que mantener una línea bien clara de pensamiento, porque hacia ella confluirán, eventualmente, y antes de lo que podremos comprobar que esta vanguardia ideológica no está perdida en las brumas de la utopía, sino directamente al frente de las masas, indicando una ruta que pronto será clara para todos.Mi esposa me pide lo salude muy especialmente. Lo abraza afectuosamente.
J.W.C
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[1] Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical: nucleamiento de los sindicatos comunistas argentinos.[2] Sociedad Interamericana de Prensa.[3] Rómulo Bentancourt, presidente de Venezuela (1959-1964)[4] “La formación de la conciencia nacional”, Juan José Hernández Arregui.
John William Cooke, (2009), Artículos periodísticos, reportajes, Cartas, Tomo III, Colihue, Buenos Aires.